Tan recogido, tan estrecho, tan sepultado está ese Monasterio entre cuatro elevados montes, que por todas partes no sólo le cierran, mas le oprimen, que sólo es visto de las estrellas, cuando las logra verticales...
La disposición del paraje retrata la religión de sus habitadores. La retrata, y aun la influye: porque cerrado por todas partes el Horizonte, faltan objetos donde se disipe el espíritu. Sólo hacia el Cielo tiene la vista desahogo; y así se lleva todas las atenciones el Cielo.
Con 1500 años de vida monástica casi sin interrupción, alberga este Monasterio, esta Casa de Dios, la historia de muchos pueblos y hombres que pasaron por él: (los antiguos suevos le dieron el nombre: sámanos, lugar de monjes) y que siguen pasando, pues es camino, Camino de Santiago. Y de todos los lugares del orbe, peregrinan a la Tumba del Glorioso Apóstol en Compostela.