Claustro gótico o de las Nereidas
Un amplio arco carpanel nos pone en comunicación con el segundo claustro, más antiguo y recoleto: el claustro gótico o de las Nereidas. Fue construído sobre las ruinas del anterior de estilo románico, destruído por un incendio a mediados del siglo XVI.
El contraste con el claustro de Feijoo es muy notable. De una bóveda de arista caleada, sin ornamentación alguna, se pasa a otra de piedra muy trabajada, con nervadura y abundantes claves.
Es de planta cuadrada como el primero, pero de menores proporciones, ya que sus crujías miden unos 34 metros de largo. La clave con el busto de San Benito, en el tramo de bóveda situado ante la puerta del refectorio, nos muestra la fecha de su comienzo:1562. término: ACABOSE EL AÑO 1582. el nombre del arquiteto o maestro de obras aparece en la inmediata: PEDRO RODRIGUES NATURAL DE MONFORTE. Estos datos se refieren únicamente a la planta baja.
Las modalidades estéticas que observamos en la bóveda de este claustro, concuerdan perfectamente con la datación documental. La bóveda de crucería estrellada consta de cinco claves. Reciben su nervadura en apretado haz unas variadas ménsulas a modo de capitel.
La ornamentación de sus claves es muy variada. Las cinco historiadas, del tramo de bóveda que corresponde a la entrada del refectorio, representan: la central, el escudo del monasterio; y las cuatro restantes, san Benito, su hermana santa Escolástica, y los patronos de la abadía, santos Julián y Basilisa. Como dato curioso de picaresca medieval, existe una clave cuya inscripción, en forma jeroglífica, dice: QUE MIRAS BOBO.
En el patio, para resistir el empuje de las bóvedas, están adosados al muro gruesos contrafuertes. Una escalonada imposta, cerrando la planta, une los estribos y a la vez encuadra los arcos que dan luz y alegría a este claustro. La desigual distribución de los contrafuertes, debida a la variable longitud de los tramos de bóveda contrarrestados, origina la diversa amplitud de los arcos. Su curvatura de moldurada arquivolta varía de la ojiva equilátera al semicírculo, y descansa sobre ancho pretil mediante su prolongación rectilínea.